27 de octubre de 2014

PAUSA

No me tires en el olvido.Simplemente no lo hagas. Es cierto: muy pocas confianzas nos acercan pero existe un pequeño germen que tan solo debemos cuidar desde nuestro interior. No quiero convertir mi vida en una carrera de obstáculos pero es verdad que hay barreras y muros y paredes y rejas de alturas más que considerables pero repito: No me tires al olvido. Porque desde lejos y en posición de desconocimiento se visiona una imagen perfecta de nosotros.¡Ojala vibres del modo que yo lo hago! Por fin una línea sobre la que no levitar. Sólo si estás dispuesto y claro dificultades hay tantas como te quieras poner. Pero ¿Por qué no obviamos lo evidente? Quizás todas estas cosas sean sólo excusas mentales para no llegar al lugar natural que nos pertenece. Tal vez tengamos que hacer uso de esa fe en la que ninguno creemos. Si no es la imagen perfecta al menos desde aquí se ve como algo prometedor a lo que no me importaría dedicar mis ganas. ¿Cómo explico esto que fluye en mi interior? Estamos ante la línea más compleja de traspasar. Como una moneda de dos caras oscilamos en un inquietante punto medio donde todo puede ser posible. Y claro ¿Cómo podemos garantizar que si nos arriesgamos esa imagen se convertirá en realidad? Es obvia la complicación de este momento. No querer verla es negar la realidad pues es verdad, aún no somos más que extraños. Pero unos desconocidos eso sí, que parecen estar cómodos el uno con el otro y diría más, dos personas ajenas que somos capaces de vernos. Y es por esta rareza, esta especie de tranquilidad inesperada, que espero no me tires en el olvido.

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