31 de marzo de 2015

Ahora lo sé

Voy a dejar las pastillas. Cerraré los botes de autoestima y no proyección  y los colocaré por orden en las baldas de mi botiquín oxidado. Ese que mi antigua mascota deformó y nunca sustituí. Sé que no me va a ser fácil vivir sin mis píldoras. Me he acostumbrado a tirar de ellas como de un maldito amuleto mágico.  No quiero darme cuenta que no son más que placebos. Caramelos dulces para una realidad que decidió no ser mi amiga. Por eso las necesito y como será duro, deberé cerrar la puerta con candado para tirar la llave por la ventana después. Me he acostumbrado a ellas aún sabiendo que lo único bueno que me ofrecen es un disfraz, una bonita careta pintada en el exterior. Me reconozco yonki de la falsa seguridad que ellas me ofrecen.  Es por ello que debo sustituirlas, no pensar de nuevo que me ayudarán. Deberé interiorizar que a pesar de los posibles tropiezos mi fuerza interior es mía.