
Parte 2: Esas dos chicas que has sentado juntas no se hablan.
El lugar no podía ser más cuqui. Y estábamos de celebración. Había una razón para festejar pero estaría bien no necesitarla. Simplemente celebrar la vida. Que a poco más deberíamos aspirar, pero igual, allí estábamos en este espacio de coqueta decoración y aguas con jengibre. Una cuadrilla de chuzos. De nueve, De que no cabes en la sala y aún así hubo voluntad. Que eso es esencial y es lo que al final nos hubiera llevado a contratarle. Nunca definimos para qué nos serviría, pero seguro que un touch de canela nos sacaría de dudas sobre su hipotética nueva ocupación. Y fue en ese momento que el espacio empezaba a parecerse a otro lugar, un paraje del que no debemos marcharnos. La luz cambio a penas un instante. Aquí paz y después gloria.