15 de diciembre de 2014

Proyecto

Estas manos que son tu refugio. Corretean los faisanes alegres a través de mis dedos,una especie de comunión sin perder la risa o el chascarrillo. Forman bandadas y se arremolinan en la palma de mi mano, como en un campo diáfano. Son mi vida y la extensión perfecta de mi pensamiento. Los quiero conmigo para no echarnos de menos o quizás aprendamos a convivir con esto. Pero los quiero junto a mí para asombrarme con su plumaje caprichoso. Comprenderé su majestuosidad y podré aprender de su correteo incesante, su presencia será el símbolo y lo querré dentro de mí. En este tiempo de luz gris y pequeños progresos siempre proyectados al mañana, mis faisanes me cuidarán ahora que las flores han abierto su vida a nuestros ojos.
Parte 2: Esas dos chicas que has sentado juntas no se hablan.
El lugar no podía ser más cuqui. Y estábamos de celebración. Había una razón para festejar pero estaría bien no necesitarla. Simplemente celebrar la vida. Que a poco más deberíamos aspirar, pero igual, allí estábamos en este espacio de coqueta decoración  y aguas con jengibre. Una cuadrilla de chuzos. De nueve, De que no cabes en la sala y aún así hubo voluntad. Que eso es esencial y es lo que al final nos hubiera llevado a contratarle. Nunca definimos para qué nos serviría, pero seguro que un touch de canela nos sacaría de dudas sobre su hipotética nueva ocupación. Y fue en ese momento que el espacio empezaba a parecerse a otro lugar, un paraje del que no debemos marcharnos. La luz cambio a penas un instante. Aquí paz y después gloria.