17 de enero de 2011

Nebulosa


Esta tarde. Quiero decir este día de niebla, en el que he visto la ciudad sin la claridad y la nitidez de los días anteriores. Casi como si no hubiera movido un solo pie de la cama y el día se hubiera desarrollado en un escenario onírico. Digo: Ha sido hoy cuando he recuperado viejas canciones. Un deseo nostálgico por rescatar sensaciones dormidas. Pequeñas fotografías sonoras y mentales se agrupan en mi cabeza y me muestran lo que ya no puedo ser por más tiempo. Y aunque de nuevo vuelvo a estar en el lugar donde quiero estar: esto es cierto, el duelo va siendo cada día más leve, no puedo evitar sentir cierta inquietud por esa perdida inevitable, ese ya no soy, esto no me define...
Con facilidad el tiempo va modificando nuestra forma de caminar y entender. Casi con asombro descubrimos que la vida es certera e implacable. Es abrumador conocer el desenlace y reconocer que cualquiera de nuestros pasos están destinados a él. Por ello los recuerdos nos mantienen suspendidos. Hay algo en este hecho inexplicable que me hace recurrir a ellos como si de una medicina del alma se tratase.

2 comentarios:

  1. Los desenlaces son como las búsquedas, siempre lo encuentras al final pero es que al encontrarlo simplemente dejas de buscar. De ahí que todos nuestros pasos estén destinados a él y sea tan implacable el jodio.

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  2. El gran final amigo. ¿Qué se esconde trás de él?

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