5 de noviembre de 2010

Cuidado con lo que escribes(parte 2)

-Pues bien, justo ha sido el cumple de mí padre y hemos comido todos juntos. Ya sabes que yo me independice y los demás siguen como siempre.
-Me dijo tu hermano que habías dejado de escribir, me lo encontré el otro día.
-Mi hermano está en la parra. No se entera nunca de nada. No dejaré de escribir ni aunque desaparezca todo el papel del mundo. -Balbucea inconexa Pepa.
-Y tú ¿Qué tal your family?
-Mejor no hablamos de eso. Ya sabes que mis padres siempre han estado medio locos.
-Oye -Le dice Samuel mirando el vaso vacío de cubata. –Tengo unos porros estupendos en casa. ¿Te apetece fumar?
-En esta noche me apetece todo.

Día 8 de Mayo del 2010
No he escrito en este día y medio porque he perdido mi diario. Tengo 34 cuadernos y ninguno de ellos me había desparecido hasta el momento. Ayer me encontré a última hora con Samuel. De lo anterior ni hablamos y de esto casi tampoco. Me invitó a su casa. En un momento dado se puso muy cariñoso y yo algo brusca. Chuza como estaba no fui muy coherente y él tampoco estaba muy dispuesto a entender razones. Creo que al ir hacia el búho debí tirar el cuaderno mientras buscaba el abono. Si no fuera mi diario me importaría un bledo, pero es que tengo media vida entre esas hojas. Cosas tan recientes que no pueden dejar de ser realidad. Sólo puedo decir que esto es una HEZ.
No alcanzo a recordar si estoy en lo cierto. Si efectivamente perdí el cuaderno donde creo o me desapareció en algún otro lugar. No quiero imaginar que pasaría si por un casual lo encontrase Marta. Aunque ella nunca lo abriría. He revisado en mí habitación la estantería, si acaso fuera que no me lo llevé, he mirado debajo de la cama, entre los libros apilados al lado de la ventana: Nada. ¡Maldito diario!

-Menuda nochecita colega. Me voy a retirar del mundo del ligoteo. –Samuel abre la cafetera para preparar el café.
-Ya iba siendo hora de que dejaras algo para los demás ¿Y a qué se debe este cambio? -pregunta su compañero de piso mientras se estira y coge una tostada.
-¿Te acuerdas de Pepa? Si hombre, la hija de Luisa. Me encontré con ella ayer. Estaba tan borracha que aceptó subir a casa con la excusa de fumarnos unos porros. Estaba claro que lo que quería era meterla en mí cama. Cuando llegó aquí se puso a llorar como si estuviese loca.
-¿Y qué explicación te dio?
-Eso no te incumbe. ¿Tú te crees? La verdad es que me pone de los nervios, la Pepita de los cojones. Si no fuera que está tan buena ... Me pongo palote cuando la veo tan vulnerable.
-No sé por qué te rayas con esa piva. ¡Sera por tías! Tienes la agenda más extensa que conozco. Llama a la Nuria y follatela. Esa si que tiene un buen par de tetas.
-Me tiene frito. Nunca me ha caído muy bien, pero es que tiene un cuerpazo… –Samuel bosteza y coge la cafetera para servirse café en una taza.
-Mira lo que encontré ayer en el portal –Se va a su habitación y vuelve con un cuaderno de tapa dura decorado con ilustraciones.

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