4 de septiembre de 2014

Escala de grises

Este centro de la tierra que es mi vida y este mundo por el que me muevo. Con la tripa llena de nervios y la cabeza cada día más distorsionada. Me gusta creer que he encontrado a mi gente. Personas a las que no les doy miedo y que es más, disfrutan de quién soy y ofrezco. Cada día más comoda porque sí. Dejé a un lado conductas nocivas. Estoy aprendiendo a disfrutar de quien soy sin llegar a los extremos. Y aquí llega el fabuloso momento de las intensidades. Que son preciosas y te llevan por entero pero es raro encontrar a alguien que las comparta y fomente. Hay quien me dice: "Tú eres así y eso es maravilloso". Pero yo no vivo fuera del mundo (aunque a veces lo parezca) y este es un muro contra el que me choco de forma frecuente. "Aunque todo se desarrolla en la misma linea tengo la impresión de estar siempre levitando sobre ella." Intento suavizar, respirar dos veces antes que una y veo que es una lucha titánica esta de querer decolorar las sensaciones en mi interior. De cara al resto quizás, sólo quizás, esté consiguiendo un aparente autocontrol sin embargo no acabo de entender porque el entusiasmo se entiende como algo tóxico. "Sin pasión en esta vida todo es gris y anodino. Quizás para vivir sea algo cómodo. Sufro menos y estoy más unida a mis allegados." Pero yo no quiero un camino despejado que me transporte cual cinta mecánica. Quiero que la vida me engulla. Sumergirme en un viaje a través del cual salga emborrachada. Es el único modo que conozco de mantener mi esencia.

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