25 de noviembre de 2011
Madrid me atrapa
Una vez más ocurre que tengo la cabeza llena de obligaciones. Está el Tinte y la lucha con señoras no siempre abiertas a un trato. También un curso caído del infierno en el que debo aprenderme un libro que no podría clasificarse como corto ni tampoco interesante. Examenes y envíos de correos electrónicos incompletos. Yo que he perdido el hábito de estudio: me distraigo con el vuelo de una mosca. Se puede unir a este disparate de tareas la visita al dentista o la compra semanal de rigor para volver en un bucle sin fin a la tarea que me da de comer. Ante semejante marabunta de circunstancias (actividades que realizar, textos que memorizar, señoras que atender, plazos que cumplir...) pienso en que no es posible mi escapada de fin de semana.
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