Romperás el vaso. Caerá al suelo desparramándose en miles de cristales
imperfectos. La refracción de la luz se colará en cada uno de los pedazos convirtiendo el suelo en una discoteca fugaz de mil colores. Lo romperás de un manotazo, dirás que fue un accidente, al ir a barrerlo ataviado con escoba y recogedor. No podrás evitar pisar uno por error. Brotará un fluido rojo discreto en el que se colará el universo. El cristal y la carne podrán entablar un discurso ante su opuesto. En esta nueva realidad los destellos del cristal iluminaran espacios diminutos. La herida, de apariencia sencilla, se convertirá en un círculo indiscutible de comprensión. Tanto como una guía o un mapa. Deberás agradecer el simbolismo de tan elevada ocasión. Para ti se abrirá una puerta y el confort no estará dentro.
Parte 2: Domesticar
Regresando al silencio serás capaz de ir más allá del cuerpo que te conforma. Sólo en plena soledad podrás reconocer lo que te define. Es probable que el resultado difiera del ser mecanizado y teledirigido que pretenden que seas. Aquella isla que has elegido para escapar de las reglas preestablecidas has de hacerla grande convirtiéndola en castillo. Elige siempre un espacio donde empoderarte. Ese hogar en el que dejas de ser tú para pasar a ser una sucesión anárquica de anhelos o estímulos en conflicto.