Las vueltas que da la vida. Lo que hay que dejar ir para que regrese por su propio pie. Esta reminiscencia de la marquesina con esta huella personal. El tapete en el frío mármol. Que sepas donde está Pitis aunque no te dirijas allí en este momento. La somnolencia que nunca pensaste que fuera compatible con tirar la caña. Que lo sea. Seguir creando situaciones imposibles para terceros. Esta voz que si no te miran podría ser de hombre ronco y maduro. Debería ser más dulce del mismo modo que no deberías explicar tu incomodidad cuando aquel gilipollas te toca el culo sin permiso. Los grupos espontáneos y heterogéneos en los que conoces a tus nuevos mejores amigos. Decirlo en voz alta, aunque no sirva de nada, pues el daño ya esta hecho pero igual: gilipollas. Ser más solitario que solidario. Las ideas que te recorren la cabeza cuando decide que baja del autobús. Las excusas del trabajo y el despertar del día para no llevar a cabo lo pensado. La plancha que por suerte no ha quemado la sala. Que te digan "cuando haya una actuación haz el favor de avisar". El intercambio de teléfonos y la idea no tan descabellada de empezar a vender muñecos. Nada de voluntad. Que tu trabajo te han costado. Esa agradable sensación de recuperar antiguas costumbres placenteras.
Parte 2: Rey de la periferia
El queso y las cortinas. Medirlas para pensar en la casa donde están colocadas con frecuencia. El significado de contemporáneo. La sordera extrema acompañada de una estética que te produce urticaria. Aquello que no era urgente pero que necesito en este instante. Las ganas que tienes de encontrarte con ella mezcladas con las obligaciones de la jornada. Las cucarachas y el asco que a veces te da mirar al suelo. Que a pesar de la cantidad siempre ande exigiendo más porque no sabes valorarla. Que pase una hora y media y no te hayas movido del sitio donde estás. El día más importante de tu vida será cuando encuentres lo que andas buscando. Si es que dejan de hacer negocio con tus necesidades. El dolor de piernas mezclado con calor de sandalias. Hacer una canción con todas las cosas que te joden.