No tenía que haberme levantado de la cama aunque ya no tuviera sueño.Aún así he perdido tiempo (dos horas exactas) en hacer una tarjeta de felicitación. Actividad divertida y creativa. Luego he entrado en un bucle de tontería mental mientras ayudaba a mi hermana y escribía, todo a la vez, a etiquetar fotos en Facebook sobre su última exposición en Berlín.
Ahora pienso en Lydia. Debo llamarla. Decirla: oye gemela mía, no me olvido de ti.