Samuel mira el cuaderno encima de la mesa. Sabe que es de Pepa y lleva días pensando en abrirlo. « ¿Es así cómo quiero enterarme de lo que pasa? Hay que ser muy cabrón para no cogerle el teléfono pero desde luego si abro el cuaderno seré más cabrón aún…que te jodan Pepita ahora sabré por qué llorabas.»
Abre el cuaderno: una letra apretada y muy regular comienza a relatar. Pensamientos inconexos, fotografías, Samuel ojea con interés todos los escritos, cuando, saltando de línea en línea se encuentra con un texto que le deja helado. «Eres mala Pepita y es el momento de que todo el mundo lo sepa» Al dejar el cuaderno sobre la mesa sobresale unas fotografías de fotomatón. Llevan una pequeña dedicatoria que Samuel lee. Con mucho cariño Marta.
-Hola Pepa ¿Puedes hablar? –La voz dulce de Marta al otro lado del teléfono.
-Sí. Dime
-¿Qué tal el sábado? Te marchaste muy pronto. Apenas pude hablar contigo.
-Es que trabajé por la mañana y estaba algo cansada. –Responde sin mucha credibilidad Pepa.
-Creo que deberíamos mantener una charla Pepita. Como en los viejos tiempos. Es que desde que estoy con Eduardo noto mucha distancia entre nosotras.
-I´m sorry Darling. Es que llevo una racha un poco rara.
-…tú y yo que eramos las reinas de la fiesta. ¿Qué pasa?
-Mucha presión Martita. En el cine me tienen muy liada. Ha fallado una de las taquilleras y me toca doblar el turno.
-¿Y es eso lo que te hace estar rara conmigo? ¿Seguro que no hay nada más por ahí?
Pepa comienza a moverse de un lado a otro de la habitación. Se muerde el labio repetidas veces -Te llamo la semana que viene y nos vemos. Prometido. Ahora te tengo que dejar.
Samuel enciende el ordenador y el scaner. Abre el cuaderno de Pepa y copia algunas hojas que graba con el nombre de «bomba» saca de entre las hojas la foto del fotomatón.
Después llama a Pepa:
-Hola. Perdona que no te haya dicho nada en estos días, he estado muy liado.
-Tranquilo, quería disculparme por lo del sábado. Y preguntarte si quizás me dejé un cuaderno en tu casa.
Mientras habla con ella Samuel abre el facebook. Busca a Pepa en su lista de amigos. Se mete en su perfil y busca alguna cara que se parezca a la de Marta entre la lista de amigos. La localiza, copia el archivo «bomba» en la solicitud de amistad. Pulsa Enter.
-Espera. Déjame ver si veo algo. -Se levanta, mueve libros y papeles -No veo nada Pepita.
- Bueno pues a ver si nos vemos para unas cañas. Esta vez prometo ser civilizada.
-Estaré encantado de quedar contigo.
10 de noviembre de 2010
7 de noviembre de 2010
Cuidado con lo que escribes(parte3)
Día 12 de Mayo del 2010
Llevo varios días llamando a Samuel y no me responde. Sólo se escucha esa estúpida canción que ha puesto como tono de espera. Quiero pedirle disculpas por lo que ocurrió el sábado pasado y preguntarle si quizás ha visto mi cuaderno. Él no tiene la culpa de que Eduardo sea un gilipollas. No alcanzo a recordar qué ha pasado con el cuaderno y este hecho me preocuopa. Tengo una nebulosa en la cabeza de esta noche.
Por otro lado, no he hablado de cómo me siento con respecto a Marta. Supongo que me da un poco de pánico analizar mis acciones ante ella. Siempre tan noble. En el fondo la quiero. A pesar de que el tiempo nos haya colocado a cada una en su sitio. Nos conocimos en la escuela y durante dos años estuvimos juntas en todo. Luego la vida,que lleva a cada uno hacía un lado, nos fue distanciando. Yo empece a trabajar en el
cine y ella se enredo con un montón de proyectos artísticos. Los días para salir eran menos y si a esto sumamos todas las veces que íbamos a vernos y al final no y esa facilidad de Marta para hablar de mi vida como si fuera la suya: ¡yo que siempre he sido tan celosa de mi intimidad! Pues podrás entender que nuestra conexión cada día es más frágil. Es curioso esto: Como hay gente con la que estás bien a lo largo del tiempo,
aunque no te veas todos los días y como con otros pierdes el hilo.
Conocimos a Eduardo en un garito en una noche de fiesta. Creo que en un principio ninguna dio un duro por él. No era especialmente alto ni delgado, no parecía tener ninguna característica que nos gustase pero nos llamaron la atención sus silencios prolongados y que cuando abría la boca siempre decía algo gracioso. Nos invitó a unas copas. Marta me dijo:
-Tiene una sonrisa bonita.
-Más le valdría tener una buena polla.
Y la tenía: Puedo asegurarlo. La noche que nos acostamos ellos dos ya estaban juntos.Yo salia de trabajar del cine. Me lo encontré en una terraza en Ventas junto con unos amigos. Me invitó a sentarme a su lado. Fuimos los últimos en marcharnos. Cuando me insistió en acompañarme a casa yo ya estaba lo suficiente borracha para dejarme convencer.
Llevo varios días llamando a Samuel y no me responde. Sólo se escucha esa estúpida canción que ha puesto como tono de espera. Quiero pedirle disculpas por lo que ocurrió el sábado pasado y preguntarle si quizás ha visto mi cuaderno. Él no tiene la culpa de que Eduardo sea un gilipollas. No alcanzo a recordar qué ha pasado con el cuaderno y este hecho me preocuopa. Tengo una nebulosa en la cabeza de esta noche.
Por otro lado, no he hablado de cómo me siento con respecto a Marta. Supongo que me da un poco de pánico analizar mis acciones ante ella. Siempre tan noble. En el fondo la quiero. A pesar de que el tiempo nos haya colocado a cada una en su sitio. Nos conocimos en la escuela y durante dos años estuvimos juntas en todo. Luego la vida,que lleva a cada uno hacía un lado, nos fue distanciando. Yo empece a trabajar en el
cine y ella se enredo con un montón de proyectos artísticos. Los días para salir eran menos y si a esto sumamos todas las veces que íbamos a vernos y al final no y esa facilidad de Marta para hablar de mi vida como si fuera la suya: ¡yo que siempre he sido tan celosa de mi intimidad! Pues podrás entender que nuestra conexión cada día es más frágil. Es curioso esto: Como hay gente con la que estás bien a lo largo del tiempo,
aunque no te veas todos los días y como con otros pierdes el hilo.
Conocimos a Eduardo en un garito en una noche de fiesta. Creo que en un principio ninguna dio un duro por él. No era especialmente alto ni delgado, no parecía tener ninguna característica que nos gustase pero nos llamaron la atención sus silencios prolongados y que cuando abría la boca siempre decía algo gracioso. Nos invitó a unas copas. Marta me dijo:
-Tiene una sonrisa bonita.
-Más le valdría tener una buena polla.
Y la tenía: Puedo asegurarlo. La noche que nos acostamos ellos dos ya estaban juntos.Yo salia de trabajar del cine. Me lo encontré en una terraza en Ventas junto con unos amigos. Me invitó a sentarme a su lado. Fuimos los últimos en marcharnos. Cuando me insistió en acompañarme a casa yo ya estaba lo suficiente borracha para dejarme convencer.
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