Pues es verdad, no lo sabes y lo notas en el justo momento en que deja de
funcionar. Más de uno o dos diplomas te abalan pero lo esencial se te escapa. Puedes agarrarte a la excusa barata del permanente cambio pero lo inmutable sigue siendo un misterio para ti. Detrás de tu apariencia externa eres un extraño. ¡Descuida, todos lo somos, nadie nos educa para ello! Y quizás en eso consista todo el entramado vital. En saberte más tú y menos la imagen proyectada. En poder aceptar y asumir como propias a lo sumo un par de definiciones.
Parte 2: Lo anhelado
Se honesto contigo. No hubieras deshecho aquel abrazo. Hubieras hundido raíces para hacer de aquel espacio el centro de la tierra. Hazte el favor de no mentir. Sus brazos te sujetaron y elevaron a un tiempo. Despertaron sensaciones dormidas. Sentimientos escondidos o evitados por no ser el tiempo correcto. Si la llama estaba encendida no había manera de aminorarla. Tampoco se apartaba ni temblaba o quería desaparecer: era pensamiento y acción algo parejo. Recordando o despertando el poder de aquel torrente emocional. Podías intentar aplastarlo con excusas o ausencias pero la realidad se descolgó por los huecos sin que existiese forma de volver a lo anterior.
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