Se sentó esperando que sucediera algo. Como siempre que hacía esto, no era la primera de sus veces y menos sería la última, algo sucedió: Apareció por detrás para sentarse con total naturalidad a hablarla. Parecía que aquel californiano de ojos verdes y pelo ensortijado la conociese de otra vida. Charlaron por largo rato acerca del mundo y los grandes lugares que aún quedaban por conocer. Al decirle él a ella que su nombre era Sam ella pensó que quizás el suicidio internauta acontecido días atrás no era si no un preludio de esto que ahora ocurría. Pero era esto un suicidio igual como también lo eran esos diecinueve años o esos once de diferencia. Venga ¿Donde buscamos un lugar ahora? "Yo no tengo dinero y mucho menos valor" La brecha de los números se comió de cuajo sus ganas. Suspendidos en la incertidumbre volvieron cada uno por separado al silencio de la noche.
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