No te compares. No sigas los preceptos de esta sociedad podrida. El resto de mortales que conviven contigo en este mundo no son una regla de medida. Sólo gente más o menos perdida, más o menos consciente. No te compares porque la comparación es siempre una desventaja. En cambio vuelve tus ojos hacía ti. No se trata de tener miedo, más aún este es el mejor ejercicio para dejar de tenerlo. Porque cuando uno se asoma a sí mismo y lo hace de forma sincera descubre su potencial. Encuentra las herramientas para pelear la vida. Regresa a ti y quiérete por tus logros. Aprende a perdonarte. Mímate cuando no consigas lo que esperabas:
La vida no es una competición. Se trata de aprender a aceptar tus limitaciones al mismo tiempo que potencias tus virtudes. Sólo entonces estarás en disposición de brillar para el universo. Eres bello e imperfecto. Brindo por ti.
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