A ver, creo que es hora de hacerse esta pregunta ¿Qué tiene mi cara? o mejor aún ¿Es mi interior un lugar realmente libre? Me planteo estas cuestiones (parecen irrelacionables pero no lo son) porque cada equis tiempo mi sino me coloca ante situaciones no aptas para todos los públicos. Y yo me cuestiono, quizás por eso tenga esta absurda obsesión por los espejos, ¿Qué hay dentro de mi que lleva a la gente a querer relacionarse de formas tan dispares? ¿Por qué atraigo tanto a los descarriados, fantasiosos o políticamente incorrectos? ¿Qué hay, qué hay? Es que la reacción "joder tía a mi no me pasan esas cosas nunca" la oigo con bastante frecuencia al hablar de mis propias experiencias vitales.
Siempre me he tenido en estima. Hasta cuando me caigo mal o me enfado conmigo, prevalece para mi la idea de simpatía. Lejos de lo que pueda imaginarse soy poco condescendiente con mi persona y bastante exigente con todas aquellas cosas que están pendientes de una segunda lectura. Sin embargo con los demás no tiendo a ser represiva. Supongo que la frase " Vive y deja vivir" caló en mi subconsciente de forma profunda ¿Puede ser esto, mi permisión o mi falta de juicio, lo que atraiga tanto a personajes de tan variada índole? Lo bueno de todo es que en el momento que van a volverme la cabeza loca corto por lo sano. Puede resultar duro o molesto en un principio pero yo no soy ni la madre, ni la niñera ni tampoco el alma altruista de Teresa de Calcuta.
Otra explicación, más literaria si se quiere, es la que ofrece un buen amigo y es tan sencilla como que esta gente (locos, perturbados, gorrones o simplemente raros) se me juntan por mi pasión hacía las letras: Para tener historias que contar como hago ahora. La oferta de justificaciones es amplia y variada pero la verdad es que no estaría de más encontrar alguien educado, correcto y simpático para variar. ¿ Es acaso esto mucho pedir?
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