3 de mayo de 2010
Muerte y alrededores
Imagen de Joaquin Saenz Rojo
La vida se le escapa por la boca roja de tanto sangrar. Su cuerpo rasgado y visceral. Frío o distante,brazos fugados como carreteras sin regreso. Muerte que acecha. Sólo mira con un ojo aterrado; hay algo místico gritando nombres y recuerdos. Si muerde esta guindilla es porque imagina el final de sus pasos.
Ahí están las líneas que congelarán su andar. Esa desconsiderada visita de lo recto y previsible.Cierra su otro ojo ante la evidencia del no retorno.¡Está lejos de la vida y a la vez tan dentro!
Mujer que llora petroleo, se estremece abriendo su boca roja de rojo carmín. Su cuerpo, tantas veces herido, contrasta con la aureola luminosa que la acerca ,sin duda, a un futuro memorable. Lleno todo él de abstracciones y ensoñaciones inacabadas.
Pero sigue gritando, cerca de la línea que habrá de separarnos. Allí exhibe su encanto o su miseria.Promete no dejarnos indiferentes, recordándonos que nunca se está más cerca de la muerte que en propia vida.
Muerte oscura o siniestra, aquí se presenta tu forma, como un juego que nunca ha de acabar.Delante de ti, todo tipo de presagios e incertidumbres. Detrás, el silencio abre una brecha entre lo conocido y el desconcierto.
Eres la sombra de cada uno de los pasos que damos en vida. La única certeza.
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